Nosotras somos indomables

Nosotras somos indomables

Hola, me llamo Fer. Tengo 19 años y estoy estudiando en la universidad, escribí un poco sobre mi perspectiva en cuanto a la vida de una mujer aparentemente “libre” porque yo he sido esa mujer, creo que todas hemos sido ella en algún momento en nuestra vida. Pocas son lo suficientemente afortunadas para haberse librado de los prejuicios sociales desde una edad temprana, sin embargo, no todas tuvimos esta oportunidad. Quiero que este artículo te ayude a darte cuenta de que tienes derecho a vivir más de lo que crees, espero este sea tu primer paso para empezar el camino a la verdadera libertad femenina.


Nosotras somos indomables 


Ser mujer es muy difícil, eso es un hecho. Aparentemente en la actualidad tenemos derechos que supuestamente nos protegen del abuso del hombre, sin embargo, es imposible decir que somos libres o tenemos autonomía cuando seguimos viviendo en una sociedad construida en las necesidades del hombre y el abuso perceptible o imperceptible de la mujer. Después de más de un siglo peleando por nuestra integridad seguimos viviendo bajo un régimen machista que nos obliga a comportarnos y a obedecer de manera menos evidente. 

 

Desde chicas nos enseñan a seguir ciertos comportamientos “adecuados” dentro de nuestra vida diaria, así como los valores bajo los cuales debemos trabajar. Son estas maneras injustas de vivir las cuales nos llevan por la vida sin conocernos a nosotras mismas o a nuestras capacidades, son aquellas que nos dejan insatisfechas con lo que somos y hacemos. Vivir la vida en la manera en la que creemos que debemos y no en la que queremos nos encierra en jaulas. Jaulas en donde nosotras mismas nos encerramos al seguir los ideales que nos enseñan y al no cuestionarlos. Para poder liberarnos de estas imposiciones sociales es necesario que nos conozcamos, que estemos dispuestas a sernos fieles a nosotras mismas antes que a cualquier otra personas. Yo recomiendo los siguientes 3 puntos para recuperarte a ti misma de estas trampas:

 

  • Confía en tus instintos: Algo que he aprendido es a confiar en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos y malestares. Toda la vida se nos ha enseñado a ignorar estos estímulos cuando lo único que tenemos que hacer es escucharlos y seguirlos, confiar en ellos. El buscar la raíz de nuestros sentimientos y aprender a entenderlos ayuda a poder confiar en ellos también. Cuando queramos dejar o hacer algo podemos hacerlo, tenemos el poder de hacerlo sin necesidad de probar nada a nadie, ni siquiera a nosotras mismas (muchas veces somos nosotras mismas quienes nos ponemos presión innecesaria). Un ejemplo que leí en un libro contaba que una amiga de la autora se encontraba en una clase de yoga muy difícil y pesada, la cual la hizo sentir tan mal que quería vomitar. Sin embargo, se quedó y aguantó toda la clase, casi se desmayaba pero se quedó, todo por demostrar algo a los demás y por el temor a ser juzgada si se iba. Este es el tipo de situaciones que podemos evitar sin tan solo escuchamos a nuestro cuerpo y hacemos lo que este nos indica.

 Descubre tu placebo: Todos tenemos una manera de cargar con la ansiedad, de liberar esa carga la cual no podemos trabajar, de expresar esos sentimientos reprimidos. En algunos casos son los desórdenes alimenticios, para otros son los atracones, las adicciones a las compras, tabaco, drogas, etc. Es importante aprender a identificar la manera en la que intentamos desahogarnos y deshacernos de los problemas del día a día. Una vez identificando estas maneras debemos intentar trabajar en esto para poder lidiar con nuestros conflictos de una manera saludable, en donde identifiquemos la raíz de la problemática y podamos trabajarla desde ahí. Esto con la intención de eliminar el hábito de encubrir el conflicto y mejor trabajar en resolverlo. Lo mejor en este caso es adquirir ayuda profesional de un terapeuta.


Nunca te decepciones a ti misma: muchas veces hacemos las cosas por presión social o por otras personas, es muy común que nos dejemos hasta el final. Es muy importante aprender a identificar porque hacemos las cosas, poder descubrir si en verdad es lo que buscamos o no. Si no queremos hacer algo tenemos el derecho de decir que no, el punto aquí es no decepcionarte a ti misma. Al momento en que pones a alguien más como prioridad antes que tú te estás traicionando y tú eres la última persona a la que debes de lastimar. 


Hay un precio por escondernos y también uno por “dejarte ver”. La gente va a hablar de nosotras sin importar lo que hagamos, vale la pena dejar fluir tu verdadera esencia y permitir que las personas hagan lo que quieran con su opinión sobre ti. 

 

Espero que este blog te ayude a liberarte. :)

 



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